La raigambre histórica de la calle Perines queda demostrada por el hecho de que ya aparece citada por primera vez, de manera oficial, en un acta fechada el 24 de julio de 1805, justo en el momento que la Corporación de Santander se planteaba el problema de continuar o suspender las obras de conducción de las aguas alumbradas en ese enclave. En los documentos históricos se recogía la realización de canalizaciones, en las inmediaciones del camino real.
La antigua carretera se hallaba constituida por lo que hoy es la calle San Fernando, entonces conocida como Mies del Valle. De estas aguas se surtió posteriormente la fuente que se encontraba instalada en la Plaza del Reenganche, que en la actualidad se denomina de Juan Carlos I.
La apertura de la calle Perines como tal, no se realizó hasta el año 1863, fecha en que Manuel Cabrero ofreció al Ayuntamiento la cesión de los terrenos necesarios para la urbanización y ensanche del Paseo del Alta desde Pronillo hacia el este, a la vez que de los terrenos necesarios para hacer un camino de igual anchura que el del Alta, que descendiendo por el Sitio de Perines conectara con la carretera general al oeste de la Segunda Alameda.
Estos datos están recogidos por José Simón Cabarga en su libro ‘Santander en la historia de sus calles’. De esta manera queda ya descrito el trazado de la actual calle Perines, cuyo nombre oficial se inscribió en los libros municipales en el año 1883 y que por entonces se la ascendía pomposamente a la categoría de Avenida.
Cuenta Jesús del Campo Zabaleta "El Machinero" en su libro "Calles del Viejo Santander", que Perines aparece como sitio y no como calle en las postrimerías de la XIX centuria, aunque ya en los comienzos de ella se tratara en Concejo del destino de unas abundosas y cristalinas aguas cuyo alumbramiento, precisamente en el siglo de las luces, diera lugar, años andando, a lo que nosotros conocimos como el lavadero de Perines, dentro de una edificación de sillería y bella traza, con portalada de acceso orientada al sur.
"Sigamos con un Perines embrionario y con casas-chalet que alcanzamos a ver cuando todavía el encanto de la ruralía con flores y jardín, se mezclaba ya con las casas de pisos.
La primera casa que abría calle desde San Fernando y por la izquierda, albergaba en sus bajos La Carredana, amplia tienda de comestibles que posteriormente se desdobló con el bar Alameda haciendo esquina, y más adelante una construcción ajardinada, en lo que hoy es iglesia de los PP Franciscanos; poco antes o después de que se alzara y por la derecha otra edificación rascacielera cuyos bajos ocupaban los almacenes Picón y la farmacia.
Mas arriba, también por la derecha y haciendo chaflán con una interrumpida prolongación de Floranes, estaba la barbería, círculo o ágora de deportistas activos o pasivos.
Al seguir cuesta arriba por el andén de la derecha, veíase la muestra de un bar que anunciaba su género con algo tan particular, imperioso y castizo como esta leyenda:"El Paraíso, alto aquí, probad mi vino".
Ya más arriba que El Paraíso y cayendo a babor, Perines ha cambiado sustancialmente su fisonomía semi-aldeana, por otra moderna de pubs, boítes, discotecas y demás esparcimientos juveniles.
La plazoleta ante lo que fuerea lavadero, venera en un florido fanal la imagen de la Pilarica, patrona celestial de la popular y populosa barriada".
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